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La Navidad es un tiempo de reflexión, de gozo, y de una profunda conexión con el misterio del amor divino manifestado en el nacimiento de Jesús. En este tiempo tan especial, nuestra Pastoral Social Diocesana invita a todos a vivir una Navidad llena de esperanza, fraternidad y servicio al prójimo, recordando las palabras de San Agustín en sus Confesiones: «Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé.»
San Agustín, en su encuentro con Dios, nos revela una verdad que resuena con fuerza en nuestras vidas: el amor de Dios es eterno, es una presencia que siempre estuvo, pero que solo al abrir nuestro corazón, somos capaces de reconocer. La Navidad es precisamente ese momento en el que recordamos que Dios vino a nosotros, no en un tiempo lejano, sino en el presente, como un niño, humilde y cercano.
Este es un tiempo de gratitud y de acción. Si bien celebramos el nacimiento de Jesús, no podemos olvidar que su venida al mundo nos llama a vivir el amor de manera concreta, a través de la solidaridad, la justicia y el cuidado por los más necesitados. Como Pastoral Social Diocesana, nos sentimos inspirados por la enseñanza de San Agustín y la llamada del Evangelio a ser luz para los demás. El amor de Dios no se queda en palabras, sino que se hace vida en nuestros actos, en nuestra cercanía a quienes más lo necesitan.
Esta Navidad, esperamos que, al igual que San Agustín, digas: «Tarde te amé, pero ahora te reconozco en cada rostro, en cada necesidad, en cada gesto de amor.» ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2025! Que el amor de Dios, que se hizo carne en el pesebre de Belén, transforme nuestros corazones y nos inspire a seguir su ejemplo de amor y servicio a los demás.
