“Transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, testimoniada por mujeres y hombres fieles a Jesucristo, ha sido siempre un desafío y lo es aún, al inicio del tercer milenio de la era cristiana… La Iglesia experta en humanidad, en una espera confiada y al mismo tiempo laboriosa, continúa mirando hacia los “nuevos cielos” y la “nueva tierra” (2 Pe 3,13), e indicándoselos a cada hombre para ayudarle a vivir su vida en la dimensión del sentido auténtico” (Presentación. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia).

La Pastoral Social de la Diócesis de Sonsón Rionegro, fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia a través de la Doctrina Social, trata de hacer presente a Cristo en medio de las realidades más palpitantes donde se juega, muchas veces, el destino de todo un pueblo y de la sociedad.

Tenemos, como Iglesia Diocesana, que pensar en “Todo el hombre y en todos los hombres” y mujeres de nuestras comunidades. Son más de 60 comunidades parroquiales asentadas en los 21 municipios de la región, quienes reclaman nuestra presencia. Es la pobreza, la marginación, la enfermedad, la ancianidad, la viudez, la indigencia, la adicción, la explotación, la corrupción social y política, la indiferencia de muchos, la privación de la libertad en las cárceles, los atropellos, la violación de los derechos humanos, la tierra y el agua mismas, etc. lo que reclama a Cristo como liberador. “Nada verdaderamente humano deja de tener resonancia en el corazón de la Iglesia” (Cfr. Gaudium et Spes, 1).

Hoy más que nunca urge a la Pastoral Social estar atenta a los signos de los tiempos y hacer sentir su voz profética. Nuestra región se debate entre conflictos sociales, políticos, económicos, culturales, religiosos que no siempre han querido ser resueltos por las vías adecuadas y que, desafortunadamente en tiempos pasados, condujeron a una guerra fratricida como camino equivocado de solución. Son las realidades de inequidad y los grandiosos recursos naturales que posee la región lo que ha exaltado los espíritus y han provocados las tragedias más cruentas en nuestra Diócesis.

Ante los desafíos siempre constantes en lo humano, social, político, económico, cultural y religioso; la Pastoral Social Diocesana trata de responder asumiendo retos que propendan por:

— La Promoción Humana Integral.

— La Acción Caritativa organizada.

— La Vida, La Justicia y La Paz.

Además queremos que en todo el accionar de la Pastoral Social se tengan en cuenta los pilares que garanticen una acción pastoral integral. Estos son:

— Sensibilización: Que tiende a realizar un diagnóstico de la realidad socio – pastoral de cada parroquia. (Ideal, realidad, retos y estrategias).

— Espiritualidad: ¿Cómo garantizar el elemento evangelizador en los procesos, proyectos, eventos, y actividades de la Pastoral Social en la Parroquia?

— Formación: Garantizar un plan de formación que se pueda desarrollar con los distintos grupos y agentes de Pastoral Social de la parroquia, la vicaría y la Diócesis.

— Organización: Impulsar o fortalecer el Comité Parroquial de Pastoral Social (COPPAS), los Comités Interparroquiales de Pastoral Social (COIPAS), lo mismo que conformar o consolidar los comités que se requieran para dinamizar los programas de la pastoral social en cada parroquia.

— Acción: que los agentes de pastoral social se empeñen en obras o acciones concretas de Promoción Humana, Acción Caritativa; Vida, Justicia y Paz; que hagan visible la obra de la Iglesia.

Realmente la Pastoral Social no es necesaria, es esencial a la Iglesia, sin ella, la Iglesia dejaría de ser Iglesia. Por tanto, compete a todos los que seguimos a Cristo en la Iglesia Católica prolongar la obra de amor de Cristo. “… Practicar el amor hacia las viudas y los huérfanos, los presos, los enfermos y necesitados de todo tipo, pertenece a la esencia de la Iglesia tanto como el servicio de los sacramentos y el anuncio del Evangelio” (Deus caritas est, 22).

Pero la Pastoral Social no puede ser desorganizada, so pena de agravar las situaciones sociales de pobreza, dependencia y sostenimiento de un asistencialismo dañino y perverso que transforma la ayuda en grave problema a nivel personal, familiar y social. “También la Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado” (Deus caritas est, 20).

No son pocos ni fáciles los retos que como Área de Pastoral Social tenemos que afrontar en esta nueva etapa del Plan Diocesano de Pastoral. Pero con la gracia de Dios y con la generosidad de tantos hermanos y hermanas que están dispuestos a entregarse a la causa del Evangelio, todo será posible. Es Cristo quien nos espera en cada hombre y mujer necesitados de amor y presencia de Iglesia.